de "Treinta minutos de vida" (1970)
Yo vivía en el bosque muy contento,
caminaba sin parar.
Las mañanas y las tardes eran mías,
por la noche me tiraba a descansar.
Pero un día vino el hombre con sus jaulas,
me encerró y me llevó a la ciudad.
En el circo me enseñaron las piruetas
y yo así perdí mi amada libertad.
"Conformate", me decía un tigre viejo,
"nunca el techo y la comida han de faltar,
solo exigen que hagamos las piruetas
y a los hijos podamos alegrar".
Han pasado cuatro años de esta vida,
con el circo recorrí el mundo así.
Pero nunca pude olvidarme del todo,
de mis bosques, de mis tardes y de mí.
En un pueblito alejado
alguien no cerró el candado,
era una noche sin luna
y yo dejé la ciudad.
Ahora piso yo el suelo de mi bosque,
otra vez el verde de la libertad.
Estoy viejo, pero las tardes son mías,
vuelvo al bosque, estoy contento de verdad.
(1942)
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