lunes, 30 de diciembre de 2013

LA MÁQUINA DE HACER PÁJAROS: Películas (qué se puede hacer salvo ver)



de "Películas" (1977)

Ella es una actriz, 
se seca y mira el mar,
se viste de plata, 
nadie la viene a buscar, 
no espera que toque el timbre,
se monta en su convertible 
y se va, ya verán. 

¿Qué se puede hacer salvo ver películas? 
Sueño con la actriz que se seca y mira el mar.
Mi corazón es de ella, 
mi mente está en las estrellas. 

Sobre la T.V. se duermen mis dos gatos,
salgo a caminar para matar el rato 
y de pronto yo la veo entre los autos 
justo cuando la luz roja cierra el paso.

Me acercaré al convertible, 
le diré: "Quiero ser libre, llévame, por favor"...

¿Qué se puede hacer salvo ver películas?

(Charly García)

Carlos Cutaia: teclados
Charly García: teclados y voz
Oscar Moro: batería

martes, 24 de diciembre de 2013

GIECO, León: La Navidad de Luis


de "Siete años" (1980)

Toma, Luis, mañana es Navidad,
un pan dulce y un poco de vino
ya que no puedes comprar.

Toma, Luis. llévalo a tu casa
y podrás junto con tu padre
la Navidad festejar.

Mañana no vengas a trabajar
que el pueblo estará de fiesta
y no habrá tristezas.

Señora, gracias por lo que me da
pero yo no puedo esto llevar
porque mi vida no es de Navidad.

Señora, ¿cree que mi pobreza
llegará al final comiendo pan
el día de Navidad?

Mi padre me dará algo mejor:
me dirá que Jesús es como yo
y entonces así podré seguir viviendo... 
(Cañada Rosquín, 1951)

lunes, 23 de diciembre de 2013

LOS ABUELOS DE LA NADA: La estación



Solo un amigo conmigo en la estación.
Pocas palabras y un adiós.
Mi cigarrillo se funde en el humo de la estación,
de la estación, de la estación...

Solo un mensaje recibirás, 
lleno de lágrimas: mi soledad. 
Pero en mi mente me acompañarás hasta el final,
hasta el final, hasta el final...


Primera formación:
Héctor "Pomo" Lorenzo (batería)
Alberto Lara (bajo)
Micky Lara (guitarra)
Eduardo "Mayoneso" Fanacoa (teclados)
Pappo(guitarra)

domingo, 22 de diciembre de 2013

GIECO, León: El ángel de la bicicleta




Cambiamos ojos por cielo,
sus palabras tan dulces, tan claras,
cambiamos por truenos.

Sacamos cuerpo, pusimos alas.
Y ahora vemos una bicicleta alada que viaja
por las esquinas del barrio, por calles,
por las paredes de baños y cárceles.

¡Bajen las armas
que aquí solo hay pibes comiendo!

Cambiamos fe por lágrimas,
¿con qué libro se educó esta bestia
con saña y sin alma?
Dejamos ir a un ángel
y nos queda esta mierda
que nos mata sin importarle
de dónde venimos, qué hacemos, qué pensamos,
si somos obreros, curas o médicos.

¡Bajen las armas
que aquí solo hay pibes comiendo!

Cambiamos buenas por malas
y al ángel de la bicicleta lo hicimos de lata.
Felicidad por llanto
ni la vida ni la muerte se rinden
con sus cunas y sus cruces.

Voy a cubrir tu lucha más que con flores.
Voy a cuidar tu bondad más que con plegarias.

¡Bajen las armas
que aquí solo hay pibes comiendo!

(Cañada Rosquín, 1951)

Canción homenaje a Claudio "Pocho" Lepratti
Trabajador social asesinado por la policía rosarina el 19 de diciembre de 2001.


El 19 de diciembre, en medio de la crisis que terminaría con la caída del presidente Fernando De la Rúa, varios policías que llegaron desde la ciudad de Arroyo Seco, a 30 km al sur de Rosario comenzaron a disparar en el fondo de la escuela. Lepratti subió al techo para defender a los menores que en su interior se encontraban comiendo. Se asomó gritando: “¡Hijos de puta, no tiren que hay pibes comiendo!”. El uniformado Esteban Velásquez hizo fuego con su escopeta Itaka, con balas de plomo acertándole una de ellas en latráquea, lo que motivó su procesamiento y posterior condena a 14 años de prisión por el juez de Sentencia Nº 3, Ernesto Genesio, con el cargo de homicidio agravado por el uso de arma. Además tanto Velásquez como la provincia de Santa Fe fueron condenados a resarcir económicamente a los familiares de la víctima por los daños y perjuicios causados.

ABONIZIO, Adrián: Mirta de regreso


de "Rosarinos" (1997)


De regreso, Mirta, ya sabes: tres años a la sombra.
No quiero saber si me fuiste fiel, 
yo sé que una mujer valiente se inclina igual
para el lado de la sed. 

Servime algo, Mirta, parece mentira el verte como antes, 
pero para el que vuelve del infierno
ya no hay más fantasías, solo existe un tiempo blando. 
Pero esto, Mirta, nunca lo sabrás. 

No es necesario que estés alegre ni que prendas la luz. 
Entré despacio sin que me viera nadie. 
La noche se abre como un abrigo, Mirta, 
y es un sábado más, como dice el tango. 
Mirta, contame cómo andás. 

Hacé de cuenta que estuve navegando,
es casi lo mismo, solo cambia el paisaje: 
abajo el mar que nunca se ve, arriba el cielo -el cielorraso-
y tu foto en la pared. 

La moda ha cambiado un poco, Mirta, 
ya no hay ni un pelo largo, todos parecen soldados. 
Me siento parado en un cementerio,
me recibió el frío y un nuevo gobierno. 
Mirta, no recuerdo ni tu cuerpo. 

Y ahora me voy, Mirta, para vos yo soy un extraño conocido, 
si no estoy llorando, ¿no ves cómo me la aguanto? 
Debajo de la cama, asoman sus zapatos.
Mirta, gracias por todo. 

Salgo a la verja, parece que ha llovido, 
en la estación retumba el Estrella del Norte. 
"Vení a verme cuando salgas", me dijo el Turco, 
comés todos los días y no hay problemas de laburo. 
Solo algunas noches, solo algunas noches, salís a trabajar...

(Rosario, 1956)