Cuando tu vida te pida
unas tristes melodías,
que el viento mudo las lleve
para que otros también se enteren.
Es que hay tanta gente
que por más que uno los lustre
nunca su brillo se verá en su mente.
Es que hay tanta gente
que por más que uno le explique
nunca su rabia se convertirá en pena.
Ay, adentro, si se vieran adentro,
quizás le dancen los cuervos.
Cuando tu nombre desprecie
lo que pase por enfrente,
es que un pedazo de tierra
se está muriendo de vergüenza.
Es que hay tanta gente
que no mira ni a los ojos,
mezcla de poca suerte, broncas y odios.
Es que hay tanta gente
que se siente despareja,
hacen que otros cuelguen de sus condenas.
Ay, adentro, si se vieran adentro,
quizás le dancen los cuervos.
(1951)
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