de "Pensar en nada" (1981)
Bajaste del norte
sin más que cuatro hijos,
y aquel cielo de tus ojos,
y una mujer que te aprendió a seguir.
Buscabas el peso
sin darte por vencido,
mas al final de cada día
las manos vacías volvías a encontrar.
Por eso te entiendo
cuando en un vaso te vas,
quién sabe a dónde
buscando eso que llaman paz.
Y aunque sabés que te dicen "viejo borracho",
sos tan bueno que ni siquiera al diablo los mandás...
(Argentina, 1951)
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